Hace frío aquí... escucho el sonido de la lluvia golpear contra mi ventana, el sonido del tejado resistiendo las gotas..... El escuchar de las manecillas del reloj al marcar cada tiempo, esos sonidos mezclados con un silencio ensordecedor que lo quiebra mi respiración. La noche, ese lapso de tiempo en el que estás en la oscuridad, atrapado contigo mismo, lejos de todo. Hay una gotera aquí, dos centímetros a la izquierda de mi cabeza, no me importa. Me tapo bajo las sabanas esperando vencer el insomnio. Cierro los ojos intentando superar al deseo de estar despierto.
Nada.. un intento inútil.
Me destapo un poco para ver la hora en el reloj situado encima del armario de enfrente.
3:33 am
Algo en ese número me exalta un poco, rápidamente lo alejo de mis pensamientos.
Mañana hay trabajo, pero raramente hoy no pienso en nada, solo en esta tétrica noche que me mantiene despierto. Recuerdo lo que soñé poco antes de despertarme : una gran torre color grisáseo con un ventanal de colores en su cumbre que se alzaba en el cielo rodeado de un campo de rosas carmesí, y más a lo lejos, un pistolero decidido a llegar hasta ella.
Escucho un ruido procedente del piso inferior de casa, me asusto un poco. -Quizás el ruido de una rama caída del árbol de la entrada- ¡Basta de estupideces! Me digo a mi mismo y me dispongo a dormir.
Me vuelvo a envolver en mis sábanas de 1500 hilos, aspirando profundamente. Por sorpresa este acto comienza a funcionar y empiezo a sentir el trance del sueño en cosa de pocos segundos...
Se escucha un gran golpe procedente del mismo sitio, mucho más fuerte que el anterior, esta vez me invade el miedo y suelto un pequeño grito levantándome rápidamente de la cama. Acto seguido doy una rápida mirada hacia el cajón de la mesa de noche -ojalá siga ahí esa estúpida navaja que me regaló mi padre. Abro el cajón y afortunadamente está allí, intacta.
mientras intento abrir las secciones de la navaja se empiezan a escuchar pasos en el piso inferior
-pasos sumamente extraños- acompañados de un ruido muy parecido al sonido que emite un reloj de péndulo -tick tock- tick tock-.
El instinto que siento de defensa queda paralizado, la presencia del invasor hace que mi corazón esté a punto de explotar. mis manos temblorosas sostienen la navaja con tal fuerza que mi piel se empieza a tornar morada. ¡Debajo de la cama! me dicen mis pensamientos y me escondo allí.
El individuo está cerca. escucho su lenta pero desenfrenada respiración cada vez con más claridad.
Está por entrar..... Hago un esfuerzo por cerrar los ojos y mantener la calma pero es completamente imposible, estoy aterrado.
El invasor sube al segundo piso, empiezo a escuchar como rompe las puertas que hay en la planta.
Está buscando algo...
Está buscándome a mi.
Finalmente llega a mi puerta, (el último lugar que no ha abierto) y se queda quieto por unos segundos. Logro notar que su respiración se hace cada vez más rápida. Está ansioso, ansioso por encontrarme...
Abre la puerta con suavidez, y siento su olor, su esencia maligna.
Desde mi escondite veo su calzado: no llevaba puesto nada, estaba descalzo, y tenía unos pantalones extremadamente rotos.
Lleva arrastrando algo, algo parecido a un machete, pensé.
Pero era algo más grande. Algo más propio de un lunático.
Decido cerrar los ojos y quedarme lo más quieto posible, es lo único que puedo hacer.
El ser se queda alrededor de 2 minutos inmóvil, un tiempo eterno para mí, por fin se da la vuelta en señal de abandonar la habitación.
Estoy a salvo.......
El acechador aspira profundamente. Se empieza a reír con locura - Nunca había escuchado una risa tan siniestra- Se da la vuelta y se acerca unos pasos hasta la cama, flexiona las rodillas y pone sus manos en el borde de la cama. No tenía uñas, en lugar de eso sus manos estaban llenas de cicatricez y deformidades.
Con una fuerza sobrehumana alza la cama y esta sale volando.
Me encontró.
NO!!! VETE! es lo único que puedo hacer. Corro hacia una esquina lleno de horror. Esa idea de defenderme con la navaja desaparece. Es ese rostro lo que me mata por dentro. Esa mirada sádica que sale de su capucha.
Puedo ver su sonrisa asesina.
Empiezo a temblar y me cubro las manos en un intento inútil por defenderme.
Se acerca lentamente con una fuerte risa.
Abre su boca para decir algo:
¿Crees en Dios?
Ese tono era propio de un ser del infierno.
Alza su arma contra mí.
Y........
Se escucha un gran golpe procedente del mismo sitio, mucho más fuerte que el anterior, esta vez me invade el miedo y suelto un pequeño grito levantándome rápidamente de la cama. Acto seguido doy una rápida mirada hacia el cajón de la mesa de noche -ojalá siga ahí esa estúpida navaja que me regaló mi padre. Abro el cajón y afortunadamente está allí, intacta.
mientras intento abrir las secciones de la navaja se empiezan a escuchar pasos en el piso inferior
-pasos sumamente extraños- acompañados de un ruido muy parecido al sonido que emite un reloj de péndulo -tick tock- tick tock-.
El instinto que siento de defensa queda paralizado, la presencia del invasor hace que mi corazón esté a punto de explotar. mis manos temblorosas sostienen la navaja con tal fuerza que mi piel se empieza a tornar morada. ¡Debajo de la cama! me dicen mis pensamientos y me escondo allí.
El individuo está cerca. escucho su lenta pero desenfrenada respiración cada vez con más claridad.
Está por entrar..... Hago un esfuerzo por cerrar los ojos y mantener la calma pero es completamente imposible, estoy aterrado.
El invasor sube al segundo piso, empiezo a escuchar como rompe las puertas que hay en la planta.
Está buscando algo...
Está buscándome a mi.
Finalmente llega a mi puerta, (el último lugar que no ha abierto) y se queda quieto por unos segundos. Logro notar que su respiración se hace cada vez más rápida. Está ansioso, ansioso por encontrarme...
Abre la puerta con suavidez, y siento su olor, su esencia maligna.
Desde mi escondite veo su calzado: no llevaba puesto nada, estaba descalzo, y tenía unos pantalones extremadamente rotos.
Lleva arrastrando algo, algo parecido a un machete, pensé.
Pero era algo más grande. Algo más propio de un lunático.
Decido cerrar los ojos y quedarme lo más quieto posible, es lo único que puedo hacer.
El ser se queda alrededor de 2 minutos inmóvil, un tiempo eterno para mí, por fin se da la vuelta en señal de abandonar la habitación.
Estoy a salvo.......
El acechador aspira profundamente. Se empieza a reír con locura - Nunca había escuchado una risa tan siniestra- Se da la vuelta y se acerca unos pasos hasta la cama, flexiona las rodillas y pone sus manos en el borde de la cama. No tenía uñas, en lugar de eso sus manos estaban llenas de cicatricez y deformidades.
Con una fuerza sobrehumana alza la cama y esta sale volando.
Me encontró.
NO!!! VETE! es lo único que puedo hacer. Corro hacia una esquina lleno de horror. Esa idea de defenderme con la navaja desaparece. Es ese rostro lo que me mata por dentro. Esa mirada sádica que sale de su capucha.
Puedo ver su sonrisa asesina.
Empiezo a temblar y me cubro las manos en un intento inútil por defenderme.
Se acerca lentamente con una fuerte risa.
Abre su boca para decir algo:
¿Crees en Dios?
Ese tono era propio de un ser del infierno.
Alza su arma contra mí.
Y........